Capitulo 2


-¡AaaaH!-Grito con fuerza mientras con agilidad tomaba una flecha del aljaba y la enterraba en el pecho de el animal, haciendo que la sangre brotara de la herida a borbotones, el cual como su compañero retrocedió chillando y gruñendo hasta caer muerto.
El animal que quedo siego recientemente, aulló melancólicamente al sentir que perdió a su compañero. Después que la bestia hociqueo y lamió a su compañero perdido, huyo perdiéndose entre el sombrío bosque.


Maldiciendo el cazador se acerco al extraño animal el cual había muerto mientras tomaba su hombro el cual le dolía como el infierno-Lo que me faltaba perder mi daga favorita-Se mofo sarcásticamente retirando la flecha del animal. Luego del fastidio suceso se decidió continuar con su camino antes de volver a ser atacado.
Después de mas o menos diez minutos avanzando a escondidas para no volver a ser emboscado. El camino se le dificulto, pero sabia que le convenía ya que si lo volvían a herir no sabría decir si viviría o no.
Cuando se dio cuenta llego al final del camino donde había una colina bastante empinada de entre ocho y siete metros formada de rocas las cuales se veían bastantes afiladas.
El al ver su nueva dificultad suspiro cansado, le seria muy difícil escalar esas rocas ya que tenía un brazo desvalido y las suficientes heridas para pagar la cuota de un par de años.
-Más vale que valga la pena hechicero- Se quejo mientras arrancando una de las mangas de su camisa vendo su mano izquierda con la cual iba a escalar.
Se esforzó demasiado escalando metro a metro, gruñendo y quejándose ya que su única mano útil y ambos pies comenzaban a brotarles sangre manchando las rocas que tocaba.
Fatigado y dolorido por fin logro llegar a la cima de la colina. Se quedo de rodillas recuperando su aliento con sus manos en el verde pasto, su cuerpo le latía, le dolía por completo y sus vestiduras estaban completamente rojas de sangre. No aguantaba por volver a su pequeña cabaña descansar junto la compañía de su mujer y curar esas fastidiosas heridas.

 Serró los ojos al recordar aroma y la vos de su amada esposa-Demonios no la veo hace algunas horas y ya la extraño tanto-Se quejo el mismo al darse cuenta lo cursi y débil que era por ella, pero sentía una punzada en su pecho que le decía que estuviese al lado de ella , que no la dejara sola. ¿Seria algún tipo de premonición? ¿O tan solo confundía sus sentimientos por ella con las experiencias vividas hace tan poco, le hacían añorarla tanto?.
Se puso de pie y a la ves que extendió su vista a lo largo y ancho del valle se quedo sin aliento y maravillado a la vez. Se acerco lentamente a un pequeño lago del cual brotaba agua de una pequeña cascada que descendía de lo alto de una montaña formando un bello arcoíris. Era el lugar más hermoso que había visto en su vida. Ya era casi el anochecer podía ver el sol ocultándose en las montañas generando un vello espectáculo de colores rojizos y anaranjados desde ese lugar la vista era magnifica. Pero no estaba aquí para eso, tenia que encontrar al hechicero que se decía que vivía en este valle.
Se tomo unos minutos bebiendo agua del lago y lavando sus heridas. Entonces se decidió a continuar. A pocos metros del lago pudo ver una pequeña cabaña. Sin pensarlo dirigió su camino en dirección a ella pero se detuvo al notar un joven de no más de veintiún años de edad, de buen parecer, cabello largo hasta el cuello, completamente desordenado y de un muy extraño marrón mesclado con pelos rojizos y amarillos, vestido con tan solo unos pantalones negros y una camisa negra desabotonada y descalzo. El se encontraba tomando una siesta apoyado en un árbol, con un libro con escrituras que no conocía a su costado abierto en la mitad y unos pescados los cuales habían sido pescado no hace mucho en un balde de madera a su derecha.
-¿Sera el?-Se preguntaba curioso acercándose con la intención de despertarlo pero antes de que pueda tocarlo el joven abrió sus ojos los cuales eran de un extraño y resplandeciente amarillo rasgados como los de un animal nocturno los cuales lo miraban estoicos.
El joven bostezo y sonrió de lado al verlo sin decir nada, cerro el libro encuadernado en cuero y hojas muy antiguas y poniéndose de pie en la otra mano tomo el balde.
-Llegas justo para la cena cazador-Le dijo mientras caminaba hacia su cabaña
Sorprendido lo siguió sin pensarlo aunque no lo podía creer que ese joven era el hechicero el cual quería consultar para poder curarse. Era por lo menos de apariencia cuatro años menor que el y el había oído historias y rumores del hechicero desde que era un pequeño niño incluso su abuelo le había contado que en su juventud se había cruzado con el.
-¿Seguro esperabas un viejo barbudo y canoso como Merlín no chico?-Le pregunto el Hechicero mientras caminaba, pero Storn no le contesto ya que la respuesta era lo bastante retorica como para hacerlo.
- Buen Hechicero, mi nombre es Storn-Se presento amablemente-e venido hasta aquí para pedirte que me hables de alguna manera de recuperar mí brazo-Le dijo mientras

el hechicero se detuvo y lo miraba con una mirada fría y letal. La cual sin pensarlo hizo que retroceda un paso y se encoja de hombros.
-Lo se cazador, ¿si no porque arriesgarías tu vida para llegar hasta aquí?-Se burlo de el de manera sarcástica-No hace falta ser hechicero para darse cuenta de ello, ya que no creo que solo me visites para cenar y charlar, a menos que seas suicida o algo por el estilo-
El cazador hizo una mueca por el carácter del hechicero pero no dijo nada, lo ultimo que quería era terminar peleando con el y su sacrificio de llegar no hubiera valido la pena, además que aunque le costaba admitir el hechicero tenia razón y también no le quedaban dudas que era inútil pelear con ese hechicero, podía sentir un aura oscura y siniestra que emanaba de su cuerpo, Algo antiguo y malvado que aria estremecer incluso a un demonio. Su instinto de caza le decía que hullera el no era un cobarde en lo mas mínimo.
-¿Ere un demonio?-Su duda se escapo de su boca sin darse cuenta.
El hechicero no le contesto pero mostro una malvada sonrisa dejando ver dos largos y afilados colmillos-Si lo fuera no me tendrían tanto miedo-dijo bromeando, aunque Storn no sabia si reír o correr
-Por cierto mi nombre es Sebastián Lux-dijo el hechicero mientras le hacia un gesto para que entrara a la cabaña.
Storn rápidamente le hecho una mirada al lugar desde afuera antes de entrare, la cabaña se veía acogedora la madera de un tono oscuro pero brillante con motas rojizas y marrones y con bastante polvo, una mesa redonda con un par de taburetes de madera en el medio de la sala la cual tenia sobre ella algunos libros, un espadas y un par de guarras y un trapo machado de rojo. Rápidamente llego a la conclusión que le había limpiado la sangre
Varias lámparas de aceite se encendieron mientras se adentraban e la sala dando una luz tenue. Eso a cualquier otro lo asustaría pero con quien y donde estaba no le sorprendía eso.
Dio una segunda mirada notando dos muebles repletos de libros llenos de polvos pero le hizo abrir los ojos de par en par al ver la cantidad de distintos tipos de armas muy raras y la mayoría que ni conocía que existían adornaban las paredes.
Sebastián le hizo un gesto para qué tome asiento en la mesa mientras le ofreció un pan con un par de pescados asados y una copa de acero con vino en su interior.
Su estomago gruño al sentir el aroma de la comida y comenzó a comer a la par del hechicero.
Termino su comida pero espero que el hechicero termine-Gracias por la comida, estaba deliciosa pero no bebo vino te pediría agua por favor-
-No es vino cazador, es un brebaje de raíces de la montaña, en algunas horas aran que tus heridas sean tan solo un amargo recuerdo-Le explico con una peculiar sonrisa frunciendo los labios en forma de burla o planeando algo ¿Quién sabría decirlo?

Dudoso el cazador bebió el brebaje hasta el fondo de un trago. Demonios que era amargo sentía cono su garganta y papilas gustativas lloraban. Pero bueno si eso le curaría el brazo no era nada de lo que era capas de soportar.
Mientras Sebastián reía por la cara de disgusto del cazador le ofreció un pequeño frasco con miel en su interior-Demonios cazador yo hubiese bebido y luego comido-
-Lo hubiera hecho si me abrías advertido-
-Si me hubieras preguntado-Respondió sonriendo sardónicamente.
Storn suspiro cansado pero bueno al menos ya no tendría que tratar nunca mas con este hechicero, a menos eso esperaba.
-¿Y cuando curara mi brazo?-Pregunto curioso al sentir un ardor y leve picazón a la ves en su hombro y mejillas mano y ambos pies y ver que sus heridas se cerraban y dejaban de latir y doler, pero su brazo seguía igual.
-Lo lamento pero los brebajes que tengo solo curan algunas enfermedades y heridas leves no tengo el poder ni la habilidad para curar tu brazo-Le explico calmadamente mientras veía cono una expresión de desilusión se formaba en el rostro de Storn.
-¿Que?-Pregunto con un tono triste como si la única esperanza que le quedaba le fuera arrebatada-Debe haber alguna manera-Se dijo a si mismo el cazador mientras golpeaba los puños contra la mesa de madera maciza.
-Nunca dije que no había manera-Le dijo Sebastián con esa sonrisa malvada la cual le hacían dar mil escalofríos, pero en cierta forma esas pocas palabras lo reconfortaron.
-¿Y que debo hacer?-Le pregunto de manera arrebatada pero alegre.
-Créeme que no querrás saberlo, ya tienes suficiente con lo de los raibens-Le dijo estoico.
-¿Raibens?-Le pregunto curioso ante el extraño termino.
-Los animales que te atacaron en el camino, al que dejaste siego era el hijo del líder de la manada y mataste a su pareja, a hora ellos quieren tu sangre, mas de lo habitual de esos animales, yo que tu me apresuraría a hacer algo al respecto antes de que sigan tu olor hasta tu esposa y se den un festín-
La idea aterrorizo por completo a Storn, no podía creer que había empeorado las cosas en forma tan drástica y poner en muchísimo peligro a su esposa.
-Por cierto el Raiben que te mordió tenia rabia y lamentablemente también es una de las pocas cosas que no puedo curar yo que tu me daría prisa el veneno de su mordida no afecta el cuerpo si no el alma, te recomiendo darte prisa antes de terminar convertido en uno de ellos-
-¿Y como demonios puedo curarme?-Le pregunto muy preocupado.
-De la misma manera de que puedes curar tu brazo y créeme la cura es peor que la enfermedad-Le dijo sonriendo de lado-Y para eso debes adentrarte al mismo infierno y

arrebatarle la cura a demonios que no te la darían en buena forma ni aunque le lamas sus botas y beses su culo, mi recomendación es que primero te encargues de los raibens y si sobrevives tu esposa seguirá con vida aun—
Lo que le acabo de explicar lo aterrorizo mas, incluso recordó algo que le había dicho hace tiempo a su esposa “Por ti conquistaría el infierno”.
-Cuidado con lo que deseas porque podrías obtenerlo-Se dijo a si mismo recordando sus estúpidas palabras.

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